Compartimos un interesante artículo de Cristina Maroto Sánchez (Psicóloga del Gabinete Haztúa) acerca del orden y el desorden, seguro que te sorprenderá.
El desorden beneficia o perjudica a nuestra salud mental
Normalmente no solemos dar suficiente importancia a nuestro entorno físico, pasando éste casi siempre inadvertido. Estamos acostumbrados a recoger prácticamente a diario nuestros espacios (nuestro hogar, nuestro lugar de trabajo…), esperando sin darnos cuenta a que se vuelvan a desorganizar y tengamos que ponernos otra vez manos a la obra.
Hace relativamente poco han comenzado a aparecer profesionales del orden y de la limpieza que proponen casi de un modo “mágico”, métodos para organizar nuestro entorno de una forma definitiva. Pero ¿de verdad necesitamos estos procedimientos? ¿El orden es recomendable para contar con una buena salud mental o realmente no tiene importancia?
¿Qué es el orden?
Podrá parecer innecesario definirlo, pero ¿cuántas veces habremos oído decir frases como: “Yo tengo mi propio orden”? Entonces, ¿qué es el orden?
Según la Real Academia Española (RAE), el orden sería la colocación de las cosas en su lugar correspondiente o la buena disposición de las cosas entre sí. Por el contrario, el desorden sería la falta de orden. Al decir orden, me refiero aquí al orden físico, ya que podemos encontrar también el orden mental o moral, pero estaríamos hablando de algo diferente.
¿Por qué somos desordenados?
Todas las personas aprendemos de las consecuencias de nuestros actos. Si la consecuencia es positiva, tendemos a repetirla, y al contrario si es negativa. En el caso de la persona que es desordenada, a corto plazo, siente que le aporta beneficios, ya que no se tiene que esforzar, puede dedicar ese tiempo otros quehaceres, entre otras cosas. Sin embargo, a largo plazo, se presentan bastantes inconvenientes.
¿Qué efectos tiene el desorden en mi salud mental?
En un estudio que realizó la psicóloga Kathleen Vohs, de la Universidad de Minnesota, se comparó una habitación desordenada y otra ordenada, y se concluyó que las habitaciones desordenadas generaban un mayor pensamiento creativo. Esto concuerda con la creatividad mostrada por Albert Einstein, Mark Twain y Steve Jobs, quienes siempre alardeaban de tener su escritorio muy desordenado.
Sin embargo, algunos psicólogos como el profesional Tasio Rivallo advierten que el desorden y la desorganización pueden provocar algunos problemas en la salud mental, por ejemplo, ansiedad, trastornos del sueño o reducción de la concentración. También Joseph Ferrari, profesor de psicología, encontró en su estudio ‘El lado oscuro del hogar’ que cuanto más desordenadas son las personas, menor es su satisfacción vital y menor es su productividad. Entonces, podría ser que tenga más importancia de lo que creemos, ¿alguna vez lo has pensado?
Algunas de las consecuencias negativas que podría provocar vivir en un desorden y desorganización constante serían:
- Perder tiempo y energía La capacidad que tiene el cerebro para procesar información es limitada. Si vivimos en un entorno desorganizado, habrá más estímulos en nuestro campo visual al mismo tiempo, y por tanto, nuestro cerebro tendrá que procesar más información y nuestra concentración disminuirá, ya que todos los objetos competirán por atraer nuestra atención. Esta sobrecarga hace que el cerebro trabaje más y necesite más energía.
- Retrasar y obstaculizar otras tareas Se ha encontrado que nuestro rendimiento es menor cuando trabajamos en espacios desorganizados. El desorden afecta a la capacidad que tiene el cerebro para concentrarse, analizar y procesar la información, y rendir en las tareas.
- Causar sentimiento de culpa … y a la larga, daño emocional. Además, cuanto más se prolongue, más costará organizarlo y más culpables nos sentiremos por no poder tener nuestros espacios como realmente nos gustaría.
- Ser fuente de preocupaciones y estrés La sensación de no tener el manejo de nuestras pertenencias puede llegar a ser una fuente de preocupación y derivar finalmente en estrés. El desorden nos recuerda con frecuencia que tenemos tareas pendientes e inacabadas, disparando así las hormonas del estrés y afectando no solo a la realización de actividades y al rendimiento en éstas, sino también a la salud y al bienestar.
Así, tener un entorno desorganizado produce un sinfín de consecuencias negativas, encontrando más desventajas que ventajas, ya que nos quita mucho tiempo, puede generar cansancio, culpa, frustración, estrés, disminución del rendimiento y de la productividad, y también menor satisfacción vital.
De esta manera, si por el contrario quieres mejorar tu concentración, ser más productivo y tener más energía, es recomendable que destines algo de tiempo al día a organizar tus espacios.
¿Qué beneficios puede aportar el orden a mi salud mental?
Mantener nuestros espacios en orden, estar en armonía con nuestras pertenencias, incluso con la decoración que tenemos, son factores protectores del estrés en nuestro día a día. Además, el orden mejorará nuestro estado de ánimo, ya que nos sentiremos bien con nuestro entorno, subirá nuestra autoestima al ser capaces de tener nuestras cosas organizadas y tendremos más tiempo para dedicarlo a lo que realmente queremos.
Esta sensación de bienestar se refleja en algunos estudios que han probado que limpiar y ordenar nos hace liberar endorfinas, la llamada hormona de la felicidad.
También podemos encontrar efectos positivos en nuestros propios bolsillos. Se ha encontrado que las familias que mantienen sus hogares en orden gastan menos dinero, ya que compran solo lo que les hace falta y tienden a cuidar más y mejor lo que tienen.
Además, como hemos comentado antes, el orden mejorará tu concentración, te encontrarás más enérgico y todo ello hará que seas más productivo.
El orden y los cambios vitales
Según Marie Kondo, autora del libro La magia del orden, nuestros hogares, son nuestro reflejo. Además, sabiamente comenta:
“Cuando pones tu casa en orden, también pones en orden tus asuntos y tu pasado. Como resultado, puedes ver con claridad lo que necesitas en tu vida y lo que no, lo que debes hacer y lo que no”.
Esto nos incita a pensar que iniciar un cambio en nuestros espacios, puede darnos pie a comenzar también con un cambio en nuestras vidas. Así, ordenar nuestro entorno físico, puede ser el primer paso para llevar a cabo un cambio interno.
¿Cómo podemos tener organizado nuestro entorno?
Parece muy sencillo proponer tener nuestros espacios organizados y ordenados, pero… ¿Y cómo se hace? Desde que somos pequeños, nuestros padres nos piden que recojamos nuestro cuarto y organicemos nuestras pertenencias, pero prácticamente a nadie se le enseña cómo hay que hacerlo, simplemente se da por hecho que se sabe.
Para comenzar con este necesario y apasionante mundo del orden, recomiendo leer los siguientes libros:
- La magia del orden de Marie Kondo.
- La felicidad después del orden de Marie Kondo.
- El poder del orden de María Gallay.
- Reorganizarte: El arte de ordenar tu casa y llenar de felicidad tu vida de Cloti Martínez Peinado.
Artículo de Cristina Maroto Sánchez Psicóloga del Gabinete Psicológico Haztúa