A preguntas sobre si después de esta crisis la sociedad saldrá más fuerte, el doctor Vicente Gasull es «pesimista». «A medio y corto plazo vamos a tener más problemas de salud mental a nivel global. Por desgracia, siempre que han ocurrido este tipo de situaciones, el recuerdo dura poco quizá por un mecanismo evolutivo positivo. Nos olvidamos enseguida y volvemos rápidamente a nuestros hábitos», sostiene para remarcar lo «fundamental» que es «aprender de esta experiencia en todos los sentidos».
Un estudio de la Universidad del País Vasco y en el que han colaborado otras cinco universidades de Barcelona, Murcia, Elche y Granada, además de la UNED, y como resultado de casi 7.000 personas encuestadas, de entre 18 y 92 años destaca a las mujeres como las grandes perjudicadas por la pandemia.
Ellas son quienes han perdido más confianza y optimismo y quienes muestran “un mayor empeoramiento en los sentimientos de vitalidad y energía”. Ansiedad, depresión e ira son componentes fundamentales de la dimensión de estabilidad emocional, asegura el trabajo, y también aquí ellas son las principales afectadas.
Cuando los encuestadores preguntaban por los cambios de humor, era evidente una gran proporción de casos en ambos sexos, si bien “ocurre más en mujeres”.
El peso en el cuidado del hogar y la familia les ha pasado factura. Otras conclusiones no sorprenderán a nadie, pero sí la contundencia de sus porcentajes.
“Si nos hubieran contado esto hace unos meses, no nos lo hubiéramos creído”. Seguro que los lectores habrán escuchado muchas expresiones parecidas en los últimos meses. Es normal. La incertidumbre y un ambiente de irrealidad se ha disparado entre nosotros. El 38% de los hombres y el 48% de las mujeres admite haber tenido la sensación de vivir una pesadilla de la que no se puede despertar.
La otra epidemia
Los médicos de Salud Mental avisan de que cuando pase la etapa más crítica del coronavirus llegará «otra epidemia»: la de las enfermedades psiquiátricas. «Las depresiones y otras patologías se multiplicarán por dos tras estas semanas», avanza José Manuel Montes, jefe de sección de psiquiatría en un hospital madrileño.
El 40% de los encuestados reconoce que ha aumentado sus visitas a la nevera en busca de “alimentos de alto contenido calórico”. El consumo de alcohol, tabaco y fármacos también ha experimentado un “ligero aumento”. Ello, unido al hecho de que el 46% redujo la práctica de ejercicio físico.
«Estos días se consume más alcohol y hay alteraciones en la alimentación. Se consumen más grasas, más azúcares rápidos… Las personas tienen ansiedad y se sufre el aislamiento social y físico que influye también en la salud mental»
Doctor José Ángel Arbesú, miembro del comité de la Estrategia Nacional en Salud Mental del Ministerio de Sanidad.
El 43% de los encuestados dice haber experimentado síntomas propios de un cuadro depresivo (pesimismo, desesperanza…). El 45%, cambios repentinos de humor. El 47%, mayor propensión a la irritabilidad y los enfados. El 49% admite que se le apagan las pilas y pierde vitalidad y energía”. A estas alturas ya no extraña que el problema sea mayor entre los habitantes de poblaciones donde el virus ha golpeado con más fuerza y entre las mujeres.
El 78% confiesa ansiedad, miedo e incertidumbre. El 83%, angustia ante la posibilidad de perder a un ser querido por el virus. “La sobreinformación es una forma de desinformación”, decía Umberto Eco. El estudio, de 210 páginas, recuerda que es bueno mantenerse informado, “pero dependiendo de los perfiles personales, esta necesidad puede ser más o menos imperiosa”.
Fuentes: Psiquiatria.com. Vivo/Psicología/La Vanguardia.
Hay que procurar ver la botella medio llena y evitar el exceso de información si es causa de “alteraciones emocionales”.
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